lunes, 27 de mayo de 2013

ÍTACA



 Si vas a emprender el viaje hacia Ítaca
 pide que tu camino sea largo,
 rico en experiencias, en conocimiento.
 A Lestrigones y a Cíclopes,
 o al airado Poseidón nunca temas,
 no hallarás tales seres en tu ruta,
 si alto es tu pensamiento
 y limpia la emoción de tu espíritu y tu cuerpo.
 A  Lestrigones y a  Cíclopes,
 ni al fiero Poseidón hallarás nunca,
 si no los llevas dentro de tu alma ,
 si no es tu alma quien ante ti los pone.

 Pide que tu camino sea largo.

 Que numerosas sean las mañanas de verano
 en que con placer, felizmente
 arribes a bahías nunca vistas;
 detente en los emporios de Fenicia
 y adquiere hermosas mercancías,
 madreperla y coral, y ámbar y ébano,
 perfumes deliciosos y diversos,
 cuanto puedas invierte en voluptuosos y delicados perfumes 
 visita a muchas ciudades de Egipto
 y con avidez aprende de sus sabios.


 Ten siempre en la memoria a Ítaca.
 Llegar hasta allí es tu meta.
 Más no apresures el viaje.
 Mejor que se extienda largos años;
 y en tu vejez arribes a la isla
 con cuanto hayas ganado en el camino,
 sin esperar que Ítaca te enriquezca.


 Ítaca te regaló un hermoso viaje.
 Sin ella el camino no hubieras emprendido.
 Más ninguna otra cosa puede darte.


 Aunque pobre la encuentres, Ítaca no te engañó.
 Rico en saber y en vida, como has vuelto,
 comprendes  ya qué significan las Ítacas.


Konstantino Kavafis